Reseña histórica


El yacimiento de La Oriental fue descubierto alrededor del año 1754 y seguramente visto con "buenos ojos" por los codiciosos exploradores ibéricos ya que las labores realizadas fueron muy importantes para la época: una excavación en forma de galería con dos alas de aproximadamente 50 metros de longitud, terminando ambas en profundos pozos.

A fines del siglo XVIII Andrés de Oyarvide, "vuelve a descubrirla" y escribe un informe a la corona en el que anuncia la presencia de cobre aflorando en la superficie de las serranías.
Las investigaciones que hemos realizado hasta el momento no nos permiten ser precisos con la fecha de comienzo de los trabajos realizados a partir de este informe, pero son testigos de los mismos el primer tramo de la galería principal, la chimenea de piedra y ladrillos y algunas excavaciones importantes a cielo abierto.

A mediados del siglo XIX es un minero argentino llamado Pío Aguirre quién continúa con la extracción. De su época data la abertura de dos importantes pozos, la continuación de las labores en el tramo más importante de la galería principal y los piques de ventilación.

Acerca de la vieja casa de los patronos, ocupada hoy por la familia Ascorreta , hay documentos que aseguran que Aguirre vivía en ella a mediados del siglo XIX pero no aparece en los mismos información que aclare si la construcción fue ordenada por él, se presume que fue levantada por mano de obra esclava en la época que los españoles hicieron los primeros trabajos. Las paredes de piedra asentadas en barro de más de 70 cm de espesor siguen maravillando a los visitantes con su fortaleza y solidez.

De la última etapa de extracción, a mediados del siglo XX, La Oriental heredó el edificio cuasi magestuoso de La Usina (una construcción de piedra obra de los hermanos Piedrahita, los mismos que construyeran entre 1936 y 1948 el Castillo de la Peña Blanca para César Batlle Pacheco); la chimenea de hierro y los hornos de ladrillo refractario construidos para aprovechar la "vieja chimenea de los españoles".

El desmantelamiento o el saqueo en las instalaciones luego de abandonados los trabajos fue muy común en la historia de esta mina; es por eso que los restos de maquinarias, que aún se encuentran en el lugar son "joyas" de gran valor histórico patrimonial.

Hace aproximadamente 50 años, cuando se terminaron definitivamente los trabajos en el interior de la galería el canal de acceso a la bocamina se derrumbó producto de la erosión, el interior se inundó y la calle de entrada se llenó de árboles y maleza hasta hacerse impenetrable.
Corrían los años 60 cuando don Manuel Ascorreta tomó por cuenta propia la responsabilidad de rescatar la galería de tan injusto destino. Dispuesto a recuperar los largos pasillos que tan bien conocía, quitó el gran montón de piedra y tierra que cubría la entrada y reconstruyó el canal de desagüe y "a fuerza machete y hacha" limpió nuevamente la calle de acceso.

Luego del "vaciado" de la galería, a trecientos metros de la entrada y a más de cuarenta metros de profundidad, nuestra madre naturaleza inició un proceso de labores que nada tienen que ver con la extracción de mineral: agua cargada de calcita y otros minerales proveniente de una capa superior a la galería comenzó a filtrarse y a "curar" a su paso las viejas heridas de la roca.
El líquido cristalino viene lo suficientemente carbonatado como para formar estalactitas y estalagmitas de indescriptible belleza.
En el acceso desde el exterior también la vida vegetal parece haberse adaptado; hermosos culandrillos, helechos, líquenes y variedad de trepadoras le dan un espectacular marco a las fotografías que quiénes nos visitan se llevan para el álbum de sus recuerdos.
Un mágico prodigio en el que la acción del hombre no interviene.
Un gran privilegio poder contemplar tan bello espectáculo.








“La mina  La Oriental – y posiblemente también sus filones vecinos: Cervantes, y Esperanza- es muy vieja; ya Andrés de Oyarvide en 1785 la menciona- aunque sin darle ese nombre por supuesto-, diciendo que a cuatro leguas de Minas- esa es precisamente la distancia exacta- se encuentra una mina de cobre, por lo menos tan importante como la que con anterioridad había denunciado Olavarrieta. También el nombre del arroyo que nace en sus inmediaciones la remite al siglo dieciocho…”
Eduardo Martínez Rovira - “A pie y a caballo”, Apuntes del campo de Maldonado – (Montevideo, 1974)


 “Hay opiniones distintas sobre ese trabajo importante. Supónese, por una parte que sea el que efectuaron los peritos españoles en 1754 cuando vinieron a hacer reconocimientos mineralógicos a estos territorios, los cuales como el objetivo era la busca de minas de oro, y habiendo encontrado claramente en la eminencia de ese terreno el mineral de cobre se propusieron explotar las rocas de su base.”
Ruperto Fernández – “Reseña de las minas descubiertas en el departamento de Maldonado” – (Para la Liga Industrial, 1882)